Y qué puedo hacer yo si vienes como un anticiclón, con ese entusiasmo, con esas ganas de comerte el mundo. Y me pillas a mi decaída, tan pesimista, apagada... y me pones el mundo del revés.
Llegaste, calaste y te quedaste, pero ahora no sé si estás o te busco. Que ya no me importa qué día es o dónde estoy, porque solo me importa qué día voy a verte y cuál será el lugar mas insignificante que en ese momento se convierta en mi casa, porque tú eres casa. Una casa acogedora, en medio de una montaña y con la chimenea encendida constantemente. Así eres tú cuando me abrazas en soledad y mi frío corazón se recompone con tanto calor; cuando consigues que en un único día olvide la tristeza de un tiempo infinito.
Nunca me imaginé que los secretos fueran tan dolorosos ni que los amores imposibles existieran.
Yo pensaba que era inmune a esto, pero claro, llegaste como un anticiclón y yo... yo estaba distraída.
domingo, 15 de diciembre de 2013
sábado, 1 de junio de 2013
los dos grandes amores
Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores.
Uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y te impedirá, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando.
Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto os ha venido su nombre a la cabeza.
Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero te aseguro que no pasará un día en que desees que estuviera aquí para perturbarte…
Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.
domingo, 17 de febrero de 2013
abrir tu alma
Es fácil quitarse la ropa y tener relaciones, la gente lo hace todo el tiempo.
Pero abrirle tu alma a alguien, dejarlo entrar en tu espíritu, pensamientos,
miedos, futuro, esperanzas, sueños…
Eso es estar desnudo, y sólo el amor puede envolverte.
jueves, 24 de enero de 2013
el sentimiento negativo
Para llegar a quererse bien, hay que haberse querido mucho. Y de muchos modos distintos, también. Todos hemos mendigado cariño alguna vez, preguntando si nos querían e incluso cuánto nos querían. Pero rara vez nos planteamos qué tal se nos quiere. Qué tal se nos deja. Cómo se nos recuerda. Qué tal se nos olvidó.
Con los años uno aprende que amarse es un deporte de riesgo que admite todo tipo de disciplinas, a cada cual más jodida y peligrosa. Por cada forma que existe de quererse bien, hay 99 maneras de quererse de mal en peor. Ya, ya me imagino que hoy también hablo sólo por mí.
Se puede querer a cobro revertido, que es el amor de los especuladores. Para estos, lo más importante es el retorno a la emoción, por cada ilusión comprometida esperan un rédito directamente proporcional al sentimiento inicial que compense tanto esfuerzo. Nada que objetar, salvo que siempre irán por detrás de lo que realmente les podría llegar a pasar. Eso, y que el déficit es y será siempre para el que se les intente acercar.
Se puede querer con el corazón entornado, típico de amores convalecientes. Estos también se dan poco a poco, pero no porque pretendan obtener nada a cambio, sino porque saben que es fundamental haberse lamido las heridas antes de volver a exponerse a toda piel. Si rehabilitación y paciencia hacen bien su trabajo, en este caso todo acaba siendo cuestión de mucho tiempo.
Por ahí muy cerca andan los amores divos, los más propios que existen, esos que se quieren mucho a sí mismos a través de los demás. Narcisos vueltos cardo que se deben únicamente a su público, alguien al que dar forma a su imagen y semejanza, para multiplicar el placer que de forma natural se darían con esas manitas, mientras utilizan tus más sinceras emociones como simple amplificador. Y a partir de ahí, decenas de despropósitos que, cogiditos de la mano, inundan los paseos dominicales de toda ciudad.
Amores taxidermistas, que matan, ahogan y disecan todo aquello por lo que un día se enamoraron de ti. Amores carceleros, que pretenden que, además, jamás vuelvas a ver la luz del sol. Amores placebo, que intentan hacerte creer que sin ellos estarías mucho peor de lo que viniste. Amores republicanos, que si no estás con ellos, estás contra ellos. Amores demócratas, que sólo parecen triunfar donde los demás la cagan. Amores perros, incapaces de superarse a sí mismos.
Amores taja, que sirven mientras ayuden a olvidar. Amores puente, que sólo te preparan para la siguiente relación. Amores escaparate, que varían según tendencia y temporada. Amores alfombra, que ocultan aún más mierda de la que se ve. Amores cómoda, orgasmos fingidos a partir del tercer cajón. Amores de primera, siempre con segundas. Amores en oferta, sólo hasta fin de mes.
Quererse mal y pronto. Quererse tanto por tan poco. Quererse mucho sin ser feliz.
Quererse al fin y al cabo…
Con los años uno aprende que amarse es un deporte de riesgo que admite todo tipo de disciplinas, a cada cual más jodida y peligrosa. Por cada forma que existe de quererse bien, hay 99 maneras de quererse de mal en peor. Ya, ya me imagino que hoy también hablo sólo por mí.
Se puede querer a cobro revertido, que es el amor de los especuladores. Para estos, lo más importante es el retorno a la emoción, por cada ilusión comprometida esperan un rédito directamente proporcional al sentimiento inicial que compense tanto esfuerzo. Nada que objetar, salvo que siempre irán por detrás de lo que realmente les podría llegar a pasar. Eso, y que el déficit es y será siempre para el que se les intente acercar.
Se puede querer con el corazón entornado, típico de amores convalecientes. Estos también se dan poco a poco, pero no porque pretendan obtener nada a cambio, sino porque saben que es fundamental haberse lamido las heridas antes de volver a exponerse a toda piel. Si rehabilitación y paciencia hacen bien su trabajo, en este caso todo acaba siendo cuestión de mucho tiempo.
Por ahí muy cerca andan los amores divos, los más propios que existen, esos que se quieren mucho a sí mismos a través de los demás. Narcisos vueltos cardo que se deben únicamente a su público, alguien al que dar forma a su imagen y semejanza, para multiplicar el placer que de forma natural se darían con esas manitas, mientras utilizan tus más sinceras emociones como simple amplificador. Y a partir de ahí, decenas de despropósitos que, cogiditos de la mano, inundan los paseos dominicales de toda ciudad.
Amores taxidermistas, que matan, ahogan y disecan todo aquello por lo que un día se enamoraron de ti. Amores carceleros, que pretenden que, además, jamás vuelvas a ver la luz del sol. Amores placebo, que intentan hacerte creer que sin ellos estarías mucho peor de lo que viniste. Amores republicanos, que si no estás con ellos, estás contra ellos. Amores demócratas, que sólo parecen triunfar donde los demás la cagan. Amores perros, incapaces de superarse a sí mismos.
Amores taja, que sirven mientras ayuden a olvidar. Amores puente, que sólo te preparan para la siguiente relación. Amores escaparate, que varían según tendencia y temporada. Amores alfombra, que ocultan aún más mierda de la que se ve. Amores cómoda, orgasmos fingidos a partir del tercer cajón. Amores de primera, siempre con segundas. Amores en oferta, sólo hasta fin de mes.
Quererse mal y pronto. Quererse tanto por tan poco. Quererse mucho sin ser feliz.
Quererse al fin y al cabo…
Texto: Risto Mejide
Foto: Algún lugar perdido en Malasaña.
Cada cual que lo interprete como quiera. AMEN, amen mucho.
lunes, 31 de diciembre de 2012
la típica entrada el día de hoy
31 de Diciembre, día de reflexión. La mayoría de personas
solemos pararnos a hacer balance, saber qué hemos hecho mal y qué queremos
seguir siendo en el próximo.
El 2012 se marcha, nos va diciendo adiós con una
sonrisa que cada día se vuelve más pequeña al saber que de él sólo quedarán
recuerdos. Recuerdos de invierno con un cumpleaños sorpresa, de una primavera
recomenzando, de un verano vacío y de un otoño diferente. Recuerdos de personas
que han compartido (y que comparten) conmigo una parte de la vida, personas que
pueden volverse desconocidas, personas que pueden convertirse en quien jamás
pensaste que lo haría, conocidos que pueden volverse grandes amigos y personas
que cada día que pasa agradeces haberlas encontrado en el camino.
El 2012 sabe que he cometido muchos errores de los que
después, de una manera u otra, he aprendido algo. Sabe que he tropezado y he
tardado en levantarme, pero me he levantado. Sabe que los propósitos que escribí en
algún momento en un papel los olvidé por completo; quizás no he aprendido a
tocar la guitarra, no he dejado de fumar ni he intentado ser más optimista pero
he obtenido otras cosas que no escribí en ese papel. Estoy hablando de todas las
lecciones que nos llevamos con nosotros a cambio de esos errores, de caernos y
reponernos.
Son nuestra seña de identidad, estamos hechos de nuestras equivocaciones y
nuevos comienzos.
Doy la bienvenida al 2013 como otros 365 días para conseguir
sueños, alcanzar metas y hacer del mundo un buen lugar para vivir. Continuar
intentando ser más feliz con el optimismo como filosofía de vida, quejarme
menos y disfrutar más. Aprender a saber llevar con alegría los momentos duros y
a no sufrir con todo eso que duele. A amar más, dar más, perdonar y ser mejor
persona.
Tengo 365 nuevas oportunidades cada día para recomenzar, para
reinventarme, para dejar el miedo a un lado, para cometer las mayores locuras y
conseguir lo que deseo, para cambiar todo aquello que me aleja de la felicidad y, por qué no, para intentar llevar a cabo esos propósitos que nunca conseguí.
jueves, 27 de diciembre de 2012
creo en ti
Creo en ti sin cegarme ni ponerte exclamación. Como en el buen humor creo en ti, como creo que la unión hace la fuerza... Creo y soy para el mar y del mar. Y tu ausencia pasa a ser mi eternidad, tu silencio mi paz, tu recuerdo mi motor y a pesar de todo creo en ti...
Creo en ti como el águila en sus alas al volar, como en la libertad y sé que mi mundo cabe todo en un bolsillo, ámalo y por siempre hazme que crea en ti.
Creo en ti como el sol que cree en cada amanecer, como en mi evolución,como el miedo en el valor... Creo en ti, mi estrella, creo en ti.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
viceversa
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oirte.
O sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
-Mario Benedetti-
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